Prudencio Alfredo López de Uralde Apellániz
Durante los fríos y largos días de
invierno después de cenar, las familias se juntaban en torno al fuego de su
hogar. Los pequeños, acurrucados en el reconfortante regazo de la abuela o de
la madre, con los mofletes colorados debido al calor procedente de las llamas
de la cocina baja nos trasladábamos a los lejanos tiempos de las historias que contaban los mayores.
Una de ellas, entre la leyenda y la
historia, era la fundación de Armentia. Túbal, quinto hijo de Jafet y nieto de Noé, siguiendo el mandato de su abuelo se expandió
desde su Asia Menor y ha dado lugar a un gran relato histórico y también la
narración sobre nuestros orígenes. En la Biblia, junto a otras tribus, ya se
les menciona como buenos guerreros y orfebres. Tras haber establecido una serie
de pueblos en la Iberia Caucásica, siguiendo el designio de su abuelo de agrandar sus horizontes, cruzaron Europa y
entrando por los Pirineos, comenzaron la
repoblación de nuestra tierra, dotándola de nombres caucásicos. Túbal engendró
un número importante de futuros reyes, fundó la dinastía tubalina y su primer
hijo, llamado Ibero, daría nombre a la
península. Al llegar a las llanuras de la actual Alava, estableció Túbal su
colonia, designando como capital a Armentia, lugar de armenios, posible
derivación de Armenia.
Otra historia trascurre pasado
varios siglos con respecto a la anterior. Armentia se relaciona con otro hito
muy importante, eso sería ya en tiempo de los romanos, ya que por nuestra
demarcación transcurría la Vía romana que enlazaba Astorga con Burdeos. En la
zona actualmente denominada Mariturri - la fuente de Mari- próxima a la fuente
actualmente desaparecida bajo toneladas de tierra, se asentaba una posta cuyos habitantes
residieron entre el sigo I y el V y cuyo toponímico era Armentun, posible
origen del vocablo Armentia, con lo cual
ya tenemos otra posible fundación.
Más documentada es la leyenda relacionada
con los siglos VI-VII, no poniéndose de acuerdo los historiadores en el siglo
concreto. Este gran acontecimiento, que pasó desapercibido en la época y
que siglos después y hasta nuestros días
ha tenido y tiene una gran trascendencia, es que el joven Prudencio, vecino de
la parte alta del pueblo en el barrio de Mendibe, sintió una gran llamada
espiritual y despidiéndose de su familia y de su pueblo, abandonó tierras de
labor y bosques conocidos, para desplazarse hasta la lejana Soria, donde encontrarse
con su maestro Saturio en la cueva de Peñalba.
Un nuevo hito histórico sacudiría a los vecinos a
finales del siglo VIII. Calahorra, que había caído en manos de los sarracenos,
traslada su obispado a Alava y es en Armentia donde concretamente se asienta la
silla episcopal, siendo Bivere el primer obispo documentado, del que hay referencias allá por el año 871. A partir de ahí se fueron
sucediendo obispos hasta llegar a Fortunio II fallecido en el año 1088 en Roma.
Aprovechando ese momento y por orden del
rey Alfonso VI, el obispado de Armentia es
agregado a su antigua matriz de
Calahorra ya rescatada del poder árabe.
No obstante, el
obispado no debió quedar totalmente desmantelado, ya que en 1181 en la carta de fundación de Vitoria, el obispo Rodrigo de Cascante firma junto al Rey Sancho VI de Navarra (Sancho el Sabio) como "Armentiensis Episcopus".
Este mismo
obispo es el que impulsó la construcción de un edificio de estilo románico
tardío en sustitución de la ya posiblemente muy
deteriorada catedral de estilo prerománico. Este nuevo espacio religioso ostentó el rango de colegiata, cuyo carácter continuó
hasta 1498, cuando los Reyes Católicos trasladaron el título y la autoridad a
Santa María de Vitoria, posiblemente para
prestigiar la que hasta esa fecha no era más que una humilde parroquia
de una ciudad en expansión.
De aquella época
queda el paso del camino de Santiago por Alava y concretamente por Armentia ya
que fue una importante ruta de
peregrinación alternativa con respecto a la que entraba en Navarra por
Roncesvalles o en Aragón por Somport y Canfranc.
La ciudad crecía
rápidamente al mismo ritmo que sus necesidades, debido principalmente a haberse
convertido en lugar de comercio y paso estratégico. Con el fin de ampliar su
recaudación, y por orden del Rey Alfonso XI de Castilla, Armentia junto con
otras cuarenta aldeas pasaría a formar parte del municipio de Vitoria.
El regreso del Obispo a Calahorra junto a su séquito produjo un despoblamiento de
grandes proporciones. Las necesidades de la vecindad actual eran mínimas, prácticamente
consumo doméstico. La aldea quedó muy reducida y en el edificio religioso permanecían los canónigos
imprescindibles para los servicios religiosos. Esta situación motivó un agravamiento
de los peligros a los que estaban expuestos los habitantes, ya que algunos
asaltantes se cobijaban en el cercano
bosque y sembraban el pánico entre la vecindad, todo lo cual provocó que
incluso el cabildo tuviera problemas para arrendar las tierras de su
propiedad.
Posiblemente aprovechando la coyuntura,
en 1561, un alavés, el ilustrísimo
embajador licenciado Juan Alonso de Gámiz, clérigo y diplomático en la corte de
los Habsburgo y al servicio de Carlos I
y de su hermano Fernando, adquirió en el barrio de abajo por 208 ducados, una vivienda que bien podría haber
pertenecido al cabildo. Emulando a su señor Carlos I, que se retiró a Yuste, Juan
Alonso de Gámiz residiría en la que
sería su vivienda estable después de años deambulando por el mundo. Aquí
encontró el sosiego y la pureza
ambiental que seguramente buscaba, ya que fue vecino de este pueblo de Armentia
hasta su fallecimiento en 1574. Quizá durante
el transcurso de alguno de sus últimos viajes por los Países Bajos y Viena adquiriera el retablo del Dulce Nombre para
la colegiata de Santa María, lugar donde estaba enterrado su padre, otros
antepasados y donde él mismo solicitó recibir sepultura.
En 1773 ante el
estado de ruina total de la que fue una imponente e importante Colegiata de estilo románico, el cabildo
decidió acometer una rehabilitación que
concluyó en 1.776, si bien no se respetó la edificación primigenia. A esto pudo contribuir la falta de
documentación original, la escasez de
recursos e incluso el estado de semi-abandono del edificio, que propició que durante
ese periodo partes importantes fueran repartidas por otros edificios y museos,
como es el caso conocido de las piezas existentes en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid. Por lo tanto, la obra consistió en acomodar el material existente,
realizando una composición que es la que
ha llegado hasta nuestros días y de la que no dejamos de estar muy
orgullosos.
Contando con una basílica nueva, la iglesia que hasta esa
fecha había sido la parroquia del pueblo consagrada a la advocación de San
Julián y Santa Basilisa, languideció. Y la cantarina campana que avisaba a misa
o a reunirse en pórtico para concejo enmudeció en 1871, siendo derribado el
edificio y algunas de sus piedras más
codiciadas pasaron a formar parte de las construcciones vecinales.
En otro orden de cosas, es de resaltar
a un personaje relevante que a primeros del siglo XX ostentaba el puesto de
maestro de nuestra escuela el además periodista y futuro diputado de Alava, Don
Luis Dorao y Merino, que también participaba en el pueblo levantando las actas
del concejo, e incluso firmando las mismas, en el caso de vecinos que no sabían
hacerlo.
Años después los vecinos
solicitaron realizar una carretera desde
la Basílica, subiendo por la cuesta de San Julián hasta alcanzar el Mineral,
como continuación a la que años atrás se realizó desde la carretera de Castilla
a la Basílica. El consistorio denegó tal petición, aduciendo que la actual era
suficiente. No obstante, la fortuna se alió con el pueblo, ya que en 1934 el
buen maestro Don Luis Dorao y Merino, recientemente nombrado Diputado General,
tal vez atraído por agradables recuerdos,
visitó el pueblo y en el transcurso de este
encuentro vecinal informó que apoyaba la
realización de la nueva carretera, hoy conocida como paseo de San Prudencio y
además la construcción de un monumento
al Santo, proyecto que recibió luz verde en 1935.
A este nuestro pueblo eminentemente
agrícola de veinte casas, se incorporó a primeros de los años cincuenta un
grupo vecinal, conocido en la época como barrio de San Prudencio, cuyos habitantes prestaban sus servicios en
la industria. Posteriormente se han incorporado nuevas construcciones hasta
contar actualmente con 101 viviendas y 217 personas empadronadas, además de cuatro
establecimientos hosteleros.
El pueblo de Armentia es gestionado en
la actualidad por una Junta
Administrativa, compuesta por el Regidor-Presidente, que representa un órgano
ejecutivo unipersonal, que ostenta la representación legal del Concejo y que se
complementa con dos vocales y un fiel de fechos. Al margen de las gestiones propias del día a
día de la vecindad, actualmente estamos
inmersos en unos proyectos muy importantes
en trámite ante las Instituciones, que no solamente redundarán en
beneficio de esta comunidad, sino que serán de máximo disfrute para vitorianos,
alaveses y demás visitantes.
El primer proyecto se concretaría en eliminar una zona muy degradada para crear un corredor verde de aproximadamente ocho mil metros cuadrados que partiendo de la plaza de Ziquirimendi (actual emplazamiento de juegos infantiles) y siguiendo el curso del arroyo de Armentia, se adentraría directamente en el bosque. Otro proyecto consiste en eliminar la unidad de ejecución Armentia 1 ( zona del paseo de la Larra y casa en ruinas del Gobernador Juan Alonso de Gámiz ) y convertir este espacio y su entorno en un lugar más amable. La rehabilitación de la casa supondrá recuperar un edificio del siglo XV / XVI. Para ello nos gustaría contar con el apoyo de todos los visitantes y amigos de nuestro pueblo, incluso no rechazaríamos algún mecenazgo.
El primer proyecto se concretaría en eliminar una zona muy degradada para crear un corredor verde de aproximadamente ocho mil metros cuadrados que partiendo de la plaza de Ziquirimendi (actual emplazamiento de juegos infantiles) y siguiendo el curso del arroyo de Armentia, se adentraría directamente en el bosque. Otro proyecto consiste en eliminar la unidad de ejecución Armentia 1 ( zona del paseo de la Larra y casa en ruinas del Gobernador Juan Alonso de Gámiz ) y convertir este espacio y su entorno en un lugar más amable. La rehabilitación de la casa supondrá recuperar un edificio del siglo XV / XVI. Para ello nos gustaría contar con el apoyo de todos los visitantes y amigos de nuestro pueblo, incluso no rechazaríamos algún mecenazgo.
Desde la posible leyenda de ayer a la
realidad de hoy, solo he querido rendir un homenaje a todos los hombres y
mujeres que desde tiempo inmemorial han luchado por mantener viva la identidad
de un pueblo y trasmitirla hasta la actualidad.
Gracias a nuestro convecino San
Prudencio, el 28 de abril, día de su
aniversario, los alaveses lo recordamos
y en su pueblo nos reunimos para celebrarlo. Felices Fiestas a todos en honor
de nuestro patrón San Prudencio de
Armentia.
Armentia, 2019
Fdo.:
Prudencio Alfredo López de Uralde Apellániz
Regidor-Presidente Junta Administrativa
Armentia